Era raro, vos tan lindo. Yo tan dispuesta.
En la misma vereda, en la misma esquina. La misma hora.
Me miraste y empezaste a hablar.
Vos tan lindo, yo tan dispuesta.
Mire para bajo, prendí un cigarrillo.
Vos seguías mirándome, yo te seguía escuchando.
Y yo te seguía escuchando, en la misma vereda, en la misma esquina, a la misma hora.
No hay comentarios:
Publicar un comentario