martes, 22 de febrero de 2011

Decir adiós, es crecer.

Y acá estoy. Y así como si nada encontré el teléfono, en realidad nunca lo había perdido, bah si lo perdí pero dentro de mi casa. Dentro del baúl de la facultad. No le voy a echar la culpa a la facultad, como hice con vos.
Tengo que sentar cabeza, tengo que hacerme cargo de mis cagadas. Tengo que dejar de pensar en vos. Dejar de idolatrarte. Sos de carne y hueso. No sos mi dios. Tengo que dejarte ir. Aprender a volar. Es difícil, pero si me lo propongo se que dentro de poco te voy a olvidar.
Pero vos a la vez, me tenes que ayudar, me tenes que dejar ir. No quiero estar  mas presa de tus actitudes. Yo por mi parte voy hacer todo lo posible. Espero que lo comprendas. 
Capaz que son muchas cosas que te pido. Y sé que nunca te vas a enterar.
No me lastimes más. Y sé que de nuevo te estoy echando la culpa. No quiero reconocer que soy yo de principio a fin, la única protagonista de esta historia.
Hoy doy vuelta la página, hoy te digo adiós. Te dejo ir. 
Sabe Dios como me cuesta dejarte.

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